El 2 y 3 de enero, se conmemoran dos fechas, una en Argentina y otra en Uruguay. Ambas, aún laten con fuerza en toda la Patria Grande: El 3 de enero de 1833, embarcaciones del imperio británico tomaban por la fuerza el territorio argentino de las Islas Malvinas. Pero tuvieron que vérselas con el gaucho entrerriano Antonio Rivero que liderando la Revolución Malvinera (26 de agosto de 1833), mantuvo en alto con dignidad durante algo más de cuatro meses el emblema de las Provincias Unidas en América del Sur. 32 años más tarde, el 2 de enero de 1865, terminó la gloriosa gesta de 33 días de la Heroica Paysandú liderada por el oriental Leandro Gómez.
Plaza Islas Malvinas, esquina Paysandú y 9 de Julio (Colón, Entre Ríos)
El 3 de enero de 1833, embarcaciones del imperio británico tomaban por la fuerza el territorio argentino de las Islas Malvinas. Pero tuvieron que vérselas con el gaucho entrerriano Antonio Rivero que en la gesta de la Revolución
Malvinera, comenzada el 26 de agosto de 1833, mantuvo en alto con dignidad durante algo más de cuatro meses el emblema de las Provincias Unidas en América del Sur. 32 años más tarde, el 2 de enero de 1865, terminó la gloriosa gesta
de 33 días de la Heroica Paysandú liderada por el oriental Leandro
Gómez.
Solar en el que fueron fusilados el Gral. Leandro Gomez, el Tte. Coronel Juan María Braga, el Mayor Eduviges Acuña y el Capitán Federico Fernández.
Paredón de fusilamiento
Marca de bala en el paredón
La usurpación de aquel 3 de enero de 1833, anunciaba el plan del imperialismo de conquistar el territorio sur de la Confederación Argentina y de dividir al país en varias republiquetas. Lo estaba consiguiendo en Centroamérica, lo consiguió con el mutilamiento de Bolivia y Uruguay de la Confederación.
La segunda, la Heróica Paysandú, anunciaba el
plan de genocidio que se quería llevar al Paraguay. En ese sentido,
Paysandú fue el laboratorio de lo que más tarde se realizaría en
el Estado Guaraní.
La historia, así en
minúscula, no nos enseña nada. La Historia, así en mayúscula, es
lo que nos posibilita reflexionar, elaborar, pensar y sobre todo,
SIMBOLIZAR esas experiencias de nuestra Patria.
Pero entonces, ¿qué
tienen en común Malvinas y Paysandú? ¿Dónde confluyen esas
epopeyas? Y principalmente, ¿qué importan hoy, a 180 años de una y
148 años de la otra?
Ambas gestas fueron
protagonizadas por mujeres y hombres de nuestra tierra, indios,
negros, gauchos y criollos que amaron a nuestro país y que
enfrentaron a fuerzas colonizadoras realmente colosales.
Rivero, al mando de sus pocos gauchos e indios, mantuvo la
resistencia contra los marines de su graciosa majestad (nunca entendí
qué tiene de graciosa esa vieja castradora). Leandro Gomez, con poco
más de mil hombres, resistió en la capital sanducera el golpe de
estado encabezado por Venancio Flores (también conocido en Santa Fe
como “el degollador de Cañada de Gomez”), apoyado por la módica
suma de 15 mil soldados de ejército imperial brasileño y sus
escuadras. Con la Patria en los brazos, Rivero y Gomez la defendieron
de aquellos que la deseaban para exprimirla y explotarla para fines
no por inconfesables menos reales. Rivero y Gómez, contemporáneos
entre sí – el entrerriano había nacido en Arroyo de la China
[Concepción del Uruguay] en 1808 y el oriental en Montevideo en 1811
– pelearon en la misma guerra por la Soberanía nacional liderada
por Rosas y Oribe. Malvinas el final del prólogo; Paysandú fue el
comienzo del epílogo.
Leandro Gomez
En ambas gestas pelearon
argentinos y orientales. En la Revolución de los Malvineros liderada por Rivero participaron 5 ó 6 guerreros
federales de origen charrúa, sobrevivientes del genocidio realizado
por el “Pardejón” Rivera, desterrados del recientemente
inventado Estado Oriental. En Paysandú pelearon otros tantos
argentinos, entre los que quisiera destacar a Rafael Hernandez, el
verdadero padre de la Universidad de La Plata y hermano de José
Hernandez el escritor de Martín Fierro. José apoyó a la Heroíca desde la
banda occidental (impedido de cruzar el Río Uruguay).
Alguien más: Waldino Urquiza, hijo del infame loco traidor “Justo”
Urquiza, peleó junto a los nacionales orientales en un intento de
conmover a su progenitor; no lo consiguió.
Resulta elocuente que en
Paysandú también lucharan orientales de origen charrúa, igual que
en Malvinas. ¿Por qué luchaban todos ellos? Por amor a esta tierra
en la que elegimos nacer, por nuestros hermanos, por nuestro “mero
estar” y nuestro “mero darse para el fruto” como nos enseña
Rodolfo Kusch. Por nuestras canciones, nuestra fe, nuestros candombes
y milongas, nuestros malambos y carnavalitos, por nuestros cielitos y
murgas. Por nuestras procesiones a la Santa Madre y nuestras ofrendas
a la Pacha. Juntos, argentinos, orientales y americanos.
Ser consecuentes con
Antonio Florencio Rivero y Leandro Gómez no es golpearse el pecho
hablando de la Patria, vistiendo boina vasca, bombacha inglesa y
camisa polo. Es aceptarla, comprenderla y amarla. “La Patria no es
una mujer de pechos reventones” conceptualiza espiritualmente
Leopoldo Marechal; o sea que quienes se llenan la boca con su nombre
con el único fin de enriquecerse los bolsillos y aumentar sus
privilegios no la conocen, no la aceptan, no la aman. Descendientes
de los “papapolitanos” y otros gringos, tienen el bajísimo
atrevimiento de decirles “extranjeros” al hijo del charrúa, del
mapuche, del guaraní, del quichua y del aymara, del negro y del
criollo que dieron su vida y su sangre para que hoy podamos tener
nuestros países.
Monumento al General Leandro Gomez, Plaza Constitución, Paysandú (Uruguay)
Hoy no nos van a invadir
escuadras imperiales colosales como las que tuvieron que enfrentar
Rivero y Gómez al frente de charrúas, negros y criollos; pero eso
no significa que no estemos una y otra vez resistiendo desembarcos
imperiales de Misters Cosos eufemísticamente llamados fondos
buitres, papeleras, fondos monetarios, etc., apoyados por los
contreras de adentro, “patriotas” de Jockeys y jackets.
Xul Solar, "Drago", 1921
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