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Xul Sola "Pegaso de sol" 1920 |
“Su alma era semejante a un carro
alado del cual tiraban dos potros diferentes: uno, color de cielo,
crines abrojadas de estrellas y finos cascos voladores, tendía
siempre hacia lo alto, hacia las praderas celestes que lo vieron
nacer; el otro, color de tierra, sancochado de boca, empacador,
lunanco, barrigón, orejudo, vencido de manos, geta caída y rodador,
tiraba siempre hacia lo bajo, ansioso de empantanarse hasta la
verija. Y Adán, ¡pobre carrero!, tenía las riendas de uno y otro
caballo y forcejeaba para mantenerlos en la ruta: cuando triunfaba el
potro maldito arrastrando en su caída todo el atelaje del alma,
junto al carro humillado el animal de cielo parecía dormirse; pero
cuando vencía el potro celeste, sus remos bronceaban una luz
maravillosa y sus narices parecían ventear el olor de los
alfalfares divinos: entonces el carro volaba, y también ascendía el
caballo de tierra como un peso muerto. Se remontaba el animal
celeste, hasta que sentía enrarecido el aire, flaqueaba de tendones
y se dormía borracho de alturas; entonces despertaba el animal
terrestre y hallando a su parejero dormido se dejaba caer a fondo,
con un hambre voraz de materias impuras; cuando a su vez el animal
de tierra se dormía en su hartazgo, el animal de cielo despertaba,
dueño del carro ahora. Así entre uno y otro caballo, entre el cielo
y el suelo, tirando aquí una rienda y aflojando allá la otra, el
alma de Adán subía o se derrumbaba. Y al fin de cada viaje Adán
enjuagaba en su frente el agrio sudor de carrero”
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Xul Solar "Rocas Lagui", 1933 |
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Xul Solar, "Vuel Villa", 1936 |
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